jueves, 4 de octubre de 2012

Perfidia

'Perfidia' y su adjetivo 'pérfido' son palabras que me encantan, al pronunciarlas casi diría que destilan maldad. Alguna vez me han llamado 'pérfido' (una chica portuguesa, ya se sabe que los extranjeros se quedan con las palabras más sonoras y llamativas del español) y la verdad es que no me disgustó la denominación, parece que implica un cierto reconocimiento a la maestría a la hora de hacer el mal. Que conste que yo no me consideraba en aquel caso culpable de ninguna perfidia; es probable que como la belleza, la perfidia resida en gran parte en la mente del observador.
También es posible (aunque menos halagüeño para mi en aquel caso) que acierten quienes aseguran que es sumamente difícil distinguir la maldad extrema (o perfidia) de la estupidez extrema. Ejemplos sobran: desde el campo de la política, donde no es raro oir tachar a los últimos presidentes de pérfidos (mi impresión es que más bien son una mezcla de falta de escrúpulos y principios, y exceso de desfachatez, burremia e inoperancia), hasta el de la religión donde los diferentes credos llevan muchas veces a sus representantes a pedir, incitar, estimular o favorecer con la mejor y más piadosa de las intenciones diversos crímenes contra la humanidad. Un observador desapasionado diría que si no fuese por los resultados que provocan, más que buenos o malos, básicamente son estúpidos. Funciona igualmente en el sentido opuesto ya que una persona inteligente y 'malvada' puede sacar mucho provecho de que la crean un tanto limitada (¿algún ejemplo mejor que el de Esperanza Aguirre?).
Perfidia y estupidez en grandes dosis tenemos en nuestra clase dirigente, pero no disparemos (metafóricamente) contra ellos: alguien los pone y los mantiene ahí, y yo no soy ni probablemente tú tampoco, pero siempre podemos pensar que quienes los votan, a la vista de lo que se sabe hoy en día, también andan en el límite entre la perfidia y la estupidez. A fin de cuentas el gobierno de un país es el reflejo de su ciudadanía, con todo lo que pueda esto implicar.
'Perfidia' es, además, una canción, un clásico de la música latina. Esta vez ni la Wikipedia ni otras búsquedas en la red me aclaran completamente la trayectoria de la pieza, porque sí, es un bolero compuesto por Alberto Domínguez, pero resulta extraño que la primera versión referenciada sea la instrumental de Xavier Cugat y luego nos digan que la letra de la versión inglesa sea de Milton Leeds. ¿La original era instrumental? ¿Quién compuso la letra en español? ¿Cuál fue la primera versión que se grabó con letra? A mi no me queda claro. Lo que sí me quedó claro mientras buscaba fue que no iba a poder escuchar TODAS las versiones disponibles para seleccionar tres (o más) de ellas y enlazarlas aquí desde YouTube. Esta canción ha sido interpretada y reinterpretada por demasiados artistas. Quizá la que más nos suene a los que tenemos cierta edad y no hemos sucumbido a los encantos de 'Los Panchos' o de Luis Miguel sea la de Nat King Cole, a la que pondría la etiqueta de 'interpretación canónica' a pesar de no haber sido la primera:


Instrumental o cantada, con el ritmo del bolero más o menos reconocible entre otros ritmos, la cantidad de versiones y aun la cantidad de buenas versiones me supera. Sin poder acceder a la de Charlie Parker, me gusta la de Glenn Miller, me parece excelente el swing de Benny Goodman, me encanta el surf the 'The Ventures":



Como actualización (aunque ya tenga sus añitos), la versión que yo he escuchado más veces, la del cubano de Jamaica, el padrino del Ska, Laurel Aitken acompañado por los españoles 'Skarlatines':


Hay muchas, muchas más, seguro que varias de las que ni he llegado a escuchar son excelentes, pero uno debería tener una vida fuera de la red.



martes, 2 de octubre de 2012

Endorfinas y círculos viciosos.

¿Tienes un abuelo cascarrabias? ¿Vecina gruñona? ¿Alguien que conoces ha ido cambiando de carácter hasta convertirse en una persona iracunda? No lo condenes inmediatamente; si es alguien que te importa trata de averiguar si hay algo que le duela. Y no metafóricamente.
Desde hace dos semanas estoy de baja por ciática (de ahí el ritmo de actualización que llevo estos días). Ya van dos médicos que me animan a usar palabrotas a la hora de describir mis síntomas ("dilo: duele de cojones" el de cabecera y "es un dolor muy cabrón" el traumatólogo). Como los considero autoridades, sobre todo al segundo, creo que no tengo nada interesante que añadir respecto a mis sensaciones. Pero el traumatólogo fue más allá: me dijo que era importante aliviar el dolor cuanto antes y evitar que se cronifique. ¿Por el mero bienestar físico? Pues no, hay algo más, algo que me pareció importantísimo y que me hace mirar de manera diferente a personas de mi entorno, sobre a todo a esas que toda su vida han aguantado el dolor sin quejarse.
Nuestro cuerpo tiene un sistema de 'recompensas internas' para los estímulos placenteros a través de unas hormonas llamadas 'endorfinas'. Además, las endorfinas ayudan a paliar la sensación de dolor. Hasta ahí todo perfecto: un beso adolescente -> subidón de endorfinas (y de otras cosas). Una comida deliciosa -> endorfinas, etc. Pero también, un coscorrón doloroso -> endorfinas. Cuando el dolor se hace crónico nuestro sistema endocrino parece aburrirse de parir endorfinas, así que a la larga el dolor se hace más insoportable. Pero no acaba aquí la cosa: las endorfinas también están implicadas en los procesos depresivos. Su falta nos predispone a la depresión a la vez que entramos en una espiral de reducción en la producción de endorfinas cuando estamos deprimidos. ¡La leche! Un círculo vicioso, un claro error de diseño en nuestro funcionamiento ;)
Así, el dolor no hay que aguantarlo, hay que localizarlo, expresarlo, combatirlo y acabar con él antes de que él acabe con nosotros. Para la parte química y mecánica es conveniente que decidan los especialistas, pero aunque suene 'new age', para la gente que está sufriendo dolor también es importante una actitud positiva, tanto propia como del entorno.
Para terminar, me pongo una canción que aunque habla de la lluvia, para mi es una dosis de energía positiva.
¡Paz, hermanos!


lunes, 1 de octubre de 2012

Indeguétou

Hoy me he decidido por una canción que me ha hecho pasar muy buenos ratos. Hay que reconocer que mi mejor recuerdo asociado a ella está absolutamente impregnado de THC (vamos, marihuana), pero es que escuchar la versión que perpetró en su momento El Príncipe Gitano cuando estás de risa fácil con un grupo de amiguetes es una experiencia que nadie debería perderse.

En la chuleta leo que la canción fue compuesta por un tal Mac Davis y ofrecida en primer lugar a otro tal Sammy Davis Jr., pero quien primero se hizo con ella fue ese tipo del tupé, Elvis Presley.

No soy fan de Elvis. Recuerdo a aquel hombre gordo de patillones y tupé-ísimo vestido de manera ridícula de mi niñez e inmediatamente asoma a mis labios la palabra 'vicisitud'. Con el tiempo he podido remontarme sobre el lamé y las lentejuelas y ver al gran artista de voz cálida y potente que las habitaba; veámoslo en directo, sin trampa ni cartón:

 

Inigualable, pocos artistas han sido capaces de salirse del canon marcado por El Rey y dejar su impronta sobre este tema. De las varias versiones que he encontrado en YouTube las que más me han convencido han sido la del fabuloso El Vez y (aunque sin variar la 'línea Elvis') la hermosa versión de Natalie Merchant y Tracy Chapman:


 

Decía que la canción había sido ofrecida en primer lugar a Sammy Davis Jr. y escuchando la magnífica versión que acabó grabando, libre de la influencia de Elvis hasta el guiño final, podemos creérnoslo:




*Soy consciente de haber hecho trampa enlazando realmente cinco canciones en vez de quedarme con tres, pero la de El Vez me gusta tanto como las que publico con el vídeo y me parecía injusto dejarla fuera. En cuanto al Príncipe Gitano, ya es patrimonio inmaterial de la cultura vicisitúdica española (y que me disculpen los de 'Vicisitud y Sordidez' por el uso que hago de sus definiciones fundacionales).